¿Por qué existen los “haters”? Es el gran dilema

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Las redes sociales están entre nosotros desde hace aproximadamente una década y tanto han actuado de manera favorable como han sido la manera directa de promover cosas desfavorables...

Desde su llegada a nuestra vida hemos ido integrando su uso y, sus actualizaciones (como la aparición diaria de diferentes filtros de Snapchat o los stories de Instagram), han cambiado la manera en la que nos comunicamos. Esto es hablar de manera muy general, claro está, pero pocas son las personas que tienen solo una red social o son usuarios pasivos (que solo observan contenido).

En cualquier caso, podríamos hablar de que se han generado y asentado nuevos canales de comunicación y, a su vez, todos nos hemos convertido en altavoces, con menor o mayor influencia. Y esto supone que, todos los que tengan una red social, pueden emitir contenido (en cualquier formato) y, así, hacer pública una opinión.

Y ojo aquí, atención, pregunta: ¿consideras un acto civilizado insultar a una persona por la calle? La respuesta es no, ¿verdad? Entonces, ¿por qué existen personas que critican, opinan de manera destructiva e insultan (los famosos haters) a través de las redes sociales?

Al hacernos dicha pregunta a usuarias activas y con un gran poder de influencia digital, quienes expusieron su opinión respecto a cómo lidian con usuarios cuyos comentarios son destructivos. Paula Ordovás, periodista y autora de My Peeptoes, nos cuenta: “Creo que lo que ha ocurrido es que las redes sociales nos han invitado a que utilicemos nuestra libertad de expresión a través de un canal que puede llegar a la persona a la que te diriges, a la vez que ocultas tu identidad.

Añadió: “Yo, como perfil público, tengo que tolerar todo tipo de opiniones destructivas. Y, bueno, he aprendido a vivir con ello, pero soy una persona real y hay días en los que no he tenido un buen momento y alguna crítica sí que me ha llegado a afectar más de lo normal”.

Las redes sociales aparecieron con el objetivo de crear canales de comunicación y perfiles digitales que facilitaran la interacción con personas de todo el mundo, pero una falta de regulación, en ocasiones, genera inseguridades en los usuarios. Paula continuó: “A través de las redes sociales me han causado un complejo enorme con mi cuello. He leído algunas críticas que me dicen que tengo el cuello corto. ¡Y yo nunca me había fijado! Pero, obviamente, le resto importancia e intento no pensarlo mucho”.

Natalia Cabezas, autora de Trendy Taste, estuvo de acuerdo con Paula: “Creo que existen los haters por el anonimato que les da las redes sociales. Considero que si la gente tuviera que dar la cara no tendríamos este fenómeno, de hecho, por la calle nadie coge y me dice: ‘vaya pintas’, ‘no das un palo al agua’ o ‘qué gorda estás’”.

“Sabemos que en algunos casos ha llegado a dañar mucho a las personas que se les ha hecho este tipo de acoso. Porque es acoso. También creo que son un reflejo del sentimiento de envidia. Quizás una muestra de la rabia de gente que no es completamente feliz con su vida y ataca a los demás, como vía de escape”.

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Dónde está el límite

Paula contó una anécdota: “El otro día subí una foto en la que estoy en bikini y empecé a leer comentarios en los que se me decía que estoy excesivamente delgada, que no puedo subir esas fotos (¿?¿?) porque fomento la anorexia, ¡cuando lo que yo promuevo es una vida completamente saludable! Con todo el deporte que hago, si no comiera bien...”.

Se refería a esta foto:

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Erea Louro, estilista y autora de All that she wants, contó: “A mí no me suelen afectar este tipo de comentarios porque soy una persona segura. Me han llamado ‘gorda’ varias veces o cosas así y, si me pilla en un día malo, me da bajón, pero es que es tan absurdo... Tiendo a ridiculizar en mi mente este tipo de opiniones tan gratuitas porque son eso, ridículas.

“En cualquier caso, me cuesta entender por qué la gente hace ciertas cosas y con qué derecho, porque yo jamás lo haría. Creo que las palabras son importantes y nunca diría algo por hacer daño. Pero hay personas que no son así, o simplemente no piensan en ello. Quizá si supieran que hacen daño no lo harían, ¿o lo harían incluso más? Considero que es tan fácil criticar desde el anonimato que la gente se lo piensa poco, y no se ponen en la piel del otro, algo que para mí es básico en cualquier ámbito de la vida”.

https://www.instagram.com/p/BlYnpIvjJfa/?utm_source=ig_embed&utm_campaign=embed_loading_state_control Natalia añadió: “A mí sí que me puede llegar a afectar con algo con lo que estoy inquieta. Por ejemplo, si las críticas son hacia un trabajo del que no estoy muy orgullosa o si tengo un complejo muy concreto y van a por él, me remueve. Pero creo que lo llevo muy bien, además no tengo muchos haters, aunque también depende de la red social. Por ejemplo, noto una gran diferencia entre Instagram y Youtube. “En Instagram la gente es algo más respetuosa y apenas recibo comentarios de haters, pero en Youtube, sí. Creo que puede ser por la diferencia del público que me sigue, en Youtube es más joven y disperso y quizás tenga que ver”, añadió. En conclusión, si bien las redes nos han dado el poder de emitir un juicio en el universo digital, deberíamos actuar igual de cívicos que lo hacemos (o lo intentamos) en la vida real.


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