“Fui a una clase de masturbación en busca del orgasmo más grande de mi vida”

Fui a una clase de masturbación en busca del orgasmo más grande de mi vida

En pleno siglo XXI el placer no debería ser más un tabú, en serio...

Cuando escuchamos hablar o leemos sobre el orgasmo femenino, algunas veces seguimos pensando que se trata de un tema de lo más misterioso o... ¿incluso prohibido? A algunas personas, le sigue dando pena hablar sobre el tema y en casos extremos, hasta se ofenden :|.

El tiempo y la apertura nos han enseñados que más allá del simple placer físico, hoy en día ha sido clave de la liberación femenina, por lo que pensamos ya no debería ser ningún secreto.

Sentir pena o abrumación por hablar de este tema, ya es tannnn del siglo pasado, y es que cada vez hay más mujeres interesadas en hablar de él de la forma más natural posible y como debería ser.

La reconocida educadora sexual feminista Betty Dodson y su asistente Carlin Ross, quienes en su taller “Bodysex” invitan a las mujeres a desnudarse y masturbarse en conjunto, para descubrir el verdadero significado del orgasmo. Suena algo aventurero y erótico, ¿no?, pero según las asistentes esta práctica de verdad cambia la vida.

Luego de tener en nuestro repertorio de lectura, títulos como Buzz: The Stimulating History of the Sex Toy por Hallie Lieberman, las dudas crecen (lo sabemos) y justo ese es el punto en el que Dodson explora: obtener una nueva sensación de poder, independencia y control, a partir de la masturbación.

En un artículo de 1974, Betty Dodson dijo que las mujeres deberían masturbarse para ser menos dependientes sexualmente de los hombres, pues solo así se convertirían en defensoras de su propio placer, y acortarían el patriarcado desde su propio origen.

“Los hombres creen que deben ‘dar’ a una mujer el orgasmo para demostrar que son buenos amantes, mientras que las mujeres han sido condicionadas para proteger el ego masculino. Muchas mujeres terminan fingiendo un orgasmo para evitar herir los sentimientos de un amante y sacrificar su propio placer”, relata en uno de sus artículos web en su página “Betty Dodson with Carlin Ross. Better Orgasms. Better World. Como si eso no fuera suficientemente malo, denominamos erróneamente los genitales femeninos al reducir todas las partes a una vagina, que solo se refiere al canal de parto. ¿Cuándo fue la última vez que viste la palabra clítoris impresa o la escuchaste en la televisión?”.

A pesar de los 88 años de Dodson, la descripción del taller que imparte, dice algo así: “estamos aquí para sanar la vergüenza corporal, superar la culpa sexual y experimentar la verdadera hermandad. No hay agenda ni expectativas”.

Una clase así en los años 70, hubiera sido entendida como una forma de revelación en contra de la cultura que consideraba a las mujeres prácticamente asexuadas, pero Betty ha sido la pionera de dar una nueva versión de la sexualidad femenina como algo voraz, insaciable y multiorgásmica.

Incluso, en la época de Betty, cuando los vibradores comenzaban a comercializarse como tal y no como “masajeadores”, ya era radical para una mujer masturbarse y en la actualidad puede seguir siéndolo, pero la revolución sexual de Betty ha ayudado a que sea más aceptable para las mujeres y también creó algunas expectativas sobre cómo debería sentirse el orgasmo: largo, fuerte, sensual y emocional.

Es cierto que casi nunca hemos escuchado que los hombres luchen por mejores orgasmos, hay una infinidad de juguetes, libros, clases e incluso inyecciones vaginales comercializadas a mujeres para este propósito, pues la sociedad nos ha estado enseñando que nuestros orgasmos, como el resto de nuestros cuerpos, no son suficientemente buenos.

Por lo que Betty Dodson tiene razón en que las mujeres no deben confiar en que los hombres se sientan sexualmente capaces, pero tampoco deben confiar en los vibradores, pues la liberación (el principal objetivo) después de todo, no se trata de tener una experiencia sexual alucinante, se trata de poseer sin disculpas cualquier experiencia que tengas y de esa manera llegar a orgasmos espirituales y emocionales que rompan las expectativas.

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