Cocinar es un acto de magia

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Ingredientes locales y un ambiente amigable son algunas de las cualidades del Qespi Restaurant, del JW Marriott.

El Chef Heivel Bedoya recuerda con una nostálgica alegría su niñez, cuando en casa su abuela y su madre se instalaban en la cocina por horas para preparar recetas típicas de Perú, como el cuy chactao.

“Mi familia es de la sierra aledaña a Cusco, y por ello este platillo estaba presente en cualquier cumpleaños. También disfrutábamos papa deshidratada, que se llama chuño. Las sopas caseras no faltaban”. Fue de este modo que descubrió su pasión por la cocina. Luego de estudiar gastronomía en Lima, Heivel se integró al JW Marriott con el propósitode hacer prácticas, donde los cocineros evaluaron su performance. “Llegué como parte del programa de training. Cuatro meses después me quedé de ayudante, y luego las oportunidades vinieron”.

Chef Heivel Bedoya

Hoy, el chef de 29 años lidera la cocina del Qespi Restaurant, que abrió sus puertas en 2012 dentro del JW Marriott El Convento, en Cusco. En él, se fusionan ingredientes locales para crear platos de cocina peruana. “Ponemos un producto local, como la quinoa, y la integramos con queso manchego. O bien, si hacemos una crema con huevo pochado,agregamos prosciutto o jamón serrano y lo envolvemos”, cuenta. El propósito: respetar y defender los sabores, pero con un giro divertido. La carta del sitio se cambia cada siete meses, en promedio, y, en conjunto con su equipo, Heivel aprovecha para crear propuestas que no dejen de sorprender a los comensales. En la última actualización del menú decidió poner el cuy servido en trozos pequeños, a manera de entrada, con una salsa peruana con base en ají y tarwi, un grano de la zona.

Al momento de inspirarse, el chef piensa en cómo transmitir la historia de su país. “Cusco es una urbe llena de magia y energía, y la idea es crear algo en que sientan su historia y que tienen, de cierto modo, la ciudad en el plato”. Sus ideas se estimulan gracias a su sitio de trabajo, que lo motiva a levantarse todas las mañanas para hacer lo que más ama: cocinar.

“JW Marriott nos permite ser nosotros mismos y expresar lo que queremos. Nos fijamos en los detalles, lo cual nos lleva a ofrecer un servicio personalizado para que cuidemos el tiempo de nuestros clientes, que es lo más valioso”.

Fogatas a la luz de la luna con un delicioso té, brunches en el patio con música en vivo y otro tipo de actividades ayudan a que tanto visitantes como integrantes del staff se sientan felices con su trabajo. Y justo en esto consiste el toque JW: en que todos se inspiren. El resultado, experiencias culinarias excepcionales.

“Como chefs transformamos un producto y lo volvemos algo totalmente diferente. La gente no ve el trasfondo de momentos previos, de cómo se utilizaron todos esos ingredientes en algo que los hará sonreír. Cada vez que salgo de la cocina al restaurante y veo a una familia riendo, conversando mientras disfrutan mis platos, sé que mi trabajo vale la pena”

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