Como era de esperar, el estudio encontró una estrecha relación entre el color o tonalidad de las fotos y la salud mental. Los individuos que se expresaban con colores más oscuros y más grises poseían un estado de ánimo negativo y generalmente rechazaban los colores más vivos y brillantes.</p>
Eso se aplica no sólo a la edición de fotos, sino también a los filtros: los diagnosticados con depresión solían utilizar el Inkwell</i> (un filtro blanco y negro) o ninguno, es decir que las personas que sufren de depresión tienen más probabilidades de usar un filtro que reste el color real de la imagen. Aquellos sin depresión usan filtros como el Valencia</i>, que aclara el tono y aporta calidez a las fotos.</p>
De las 166 personas y 43,950 posts estudiados, también se observó que la depresión era lo que menos se transmitía en Instagram, se prefiere, al contrario, contar lo «feliz» que es la vida.</p>n
Saber interpretar las redes podría llamar la atención de otros usuarios e informar (con el objetivo de ayudar) de la tristeza de una persona, quien quizás aún no sea plenamente consciente de que necesita ayuda psicológica.</p>
¿Esto ayudará realmente al bienestar mental? </p>
fuente: Instagram